
No se nos puede hacer creer que nuestro voto es la única forma de participación democrática, cuando nos vemos obligados continuamente a asistir a concentraciones para exigirles a nuestros politicos que defiendan ellos, con nuestro voto, nuestros derechos; Comprenderán que nosotros no podemos materialmente acudir diariamente a todas las manifestaciones que desearíamos, pues también tenemos otras obligaciones, y que no hemos delegado nuestras obligaciones con el Estado, para que ellos hagan y deshagan a su gusto, en contra de los deseos de la mayoría.
Son nuestros representantes, votados por nosotros, para hacer lo que nosotros no podemos hacer, no para hacer lo que a ellos les interese...
No es de recibo que la ficalía del Estado no actúe de garante de tantas decisiones polícas injustas, cuando otras asociaciones u organizaciones ven indicios suficientes para ello y sus reclamaciones son admitidas por tribunales de alta estancia.
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